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El avión roquero: turista de invierno en la Costa del Sol.

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El avión roquero: turista de invierno en la Costa del Sol.

Parte de las poblaciones europeas invernan principalmente en nuestras costas mediterráneas

Durante los primeros días de octubre llegan a nuestras costas los aviones roqueros, pequeñas aves que podemos confundir con las golondrinas y aviones comunes porque son de su misma familia (hirundínidos). Podremos observarlos generalmente volando y presentan un sutil contraste entre las partes superiores marrón pardo y las inferiores color crema. Si nos fijamos con detalle detectaremos en las plumas de la cola unas ventanas blancas cuyo número y tamaño son muy variables entre unos individuos y otros, caracteres que pueden estar en relación con el origen poblacional, la edad o el sexo.

Donde verlo

Generalmente son más fáciles de observar al atardecer, cuando se concentran en los alrededores de sus dormideros situados en acantilados naturales o en bloques de edificios que imitan su hábitat natural (barrancos y precipicios). Podemos observarlos revoloteando incansablemente con vuelos de batido y planeos para aprovechar la energía de las corrientes ascendentes de ladera.

Un insecticida con alas

El avión roquero se alimenta de lo que llamamos plancton aéreo, constituido por multitud de insectos suspendidos en el aire que son desplazados caprichosamente a merced de los fenómenos atmosféricos. El plancton aéreo es un recurso alimenticio explotado por muchas aves, y su abundancia está sujeta a la estacionalidad en el ámbito mediterráneo. Durante nuestro verano multitud de insectos pululan en el aire y constituyen el alimento de abejarucos, vencejos, golondrinas, aviones, chotacabras e incluso de pequeñas rapaces como el alcotán y el halcón de Eleonor.

Este recurso trófico va disminuyendo conforme se acerca el invierno, lo que obliga a estos comensales aéreos a realizar migraciones para buscar su alimento en otras latitudes, generalmente en el África subsahariana.

Nuestro protagonista es una excepción a esta norma, ya que parte de las poblaciones europeas invernan principalmente en nuestras costas mediterráneas.

Según la bibliografía ornitológica clásica es una especie de distribución paleoxeromontana (fauna antigua de montañas secas) cuyas poblaciones reproductoras se distribuyen en ambientes montañosos de todo el Paleártico criando en parejas aisladas y dispersas o en pequeños núcleos que constituyen colonias laxas. Los escasos datos disponibles gracias al anillamiento científico demuestran que las aves invernantes en nuestras costas proceden de zonas centroeuropeas como los Alpes italianos.

Alimentarse en invierno de insectos aéreos es una apuesta arriesgada

Durante los inviernos suaves encuentran alimento gracias a su alta especialización en explotar las masas de insectos conducidas por las corrientes de ladera y concentradas en la cima de las colinas costeras. El avión roquero se adapta a las fluctuaciones invernales de este alimento acumulando grasa en su cuerpo los días de más abundancia para consumirla cuando es escaso. No obstante, en los inviernos más rigurosos en los que se prolongan los periodos de lluvia y frío encuentran bastante dificultad para obtener su alimento y una parte importante de sus efectivos poblacionales pueden no superar la temporada: algunos años hemos podido constatar una mortandad importante de estas aves.

Por lo tanto, el avión roquero es el máximo especialista en explotar los recursos aéreos del ámbito mediterráneo en la estación invernal. En este sentido podemos considerarlo el más mediterráneo de los comensales aéreos y nuestro principal turista de invierno entre estas aves.

Miguel Domínguez Santaella