Ave limícola inconfundible, de mediano tamaño (aprox. 30 cm). Pico corto y una cresta con finas plumas alargadas. Plumaje dorsal de color verde oscuro con reflejos metálicos. Zona ventral de color blanco. Zona inferior de la cola con tonos castaños. Cresta, píleo (zona superior de la cabeza, tras la frente y hasta la nuca), frente, garganta y banda pectoral de color negro. Cara negra con mejillas blancas.
Cultivos y zonas húmedas
Especie de espacios abiertos, pantanosos o inundables, de interior. Se ha adaptado a terrenos transformados como pastizales, baldíos, cultivos y humedales transformados.
Ave invernante en la mayor parte de la provincia. El norte malagueño acoge una de las pocas poblaciones reproductora de la península Ibérica de avefría, aunque la nidificación no es regular. Una puesta anual a partir de mayo de 4 huevos. Nido en el suelo. Se alimenta de invertebrados terrestres (lombrices, moluscos, insectos). Ocasionalmente captura anfibios y peces pequeños. También consume materia vegetal. Técnica de caza muy peculiar. Se desplaza de forma rápida cortos trayectos y luego se para. En cada parada busca con el oído y la vista a sus presas. Comportamiento muy gregario.
La avefría es frecuente en la comarca de Antequera, en el entorno de las lagunas de Campillos, Fuente de Piedra o la Ratosa. Se puede observar también en la desembocadura del Guadalhorce. Eventualmente hay años que está presente en áreas tan urbanas y costeras como los pastizales inundables que bordean la carretera A-397, entre el polígono de San Pedro de Alcántara y la A-7. En la Gran Senda se puede observar en las etapas 16 a 18.
La cultura popular ha relacionado siempre a la avefría con la llegada del mal tiempo, como un ave que trae el frío. Lo cierto es que es al revés. La avefría huye del frío y por eso se acerca hasta latitudes más sureñas, buscando un mejor clima.
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